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Prensa

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MIRADAS ROZANDO SINFONÍAS DE COLORES

el arte pictórico de María Jesús Hernández

Paul Klee: «El arte no reproduce lo visible; vuelve visible» (Teoría del arte moderno).
La ventana del cuadro es una superficie mágica y misteriosa en la que se cruzan y entreveran lo visible y lo invisible (en reciprocidad, en tensión mutua). Es una caja de resonancias y vibraciones, un receptáculo en el que un mundo se aloja y comunica su sentido.Si preguntamos por el cometido de una obra pictórica podemos decir que ella da a ver, se propone visibilizar lo invisible (y, también, invisibilizar lo visible, en un juego de tensiones entre lo que muestra y lo que esconde). Así, un cuadro es un umbral en el que se explicita un límite en lo (in)visible. Preguntemos, pues, partiendo de la anterior indicación: ¿qué nos dan a ver -o, más ampliamente a ‘sentir’- estas concretas obras de arte (enormemente evocadoras y poderosas)? Señalarlo es, ante todo, cursar una invitación a sumergirse en ellas, a perderse en su mundo, en el sentido de su sensibilidad, en eso que a través de ellas se nos expone y revela, sacudiendo nuestros hábitos y dejando emerger algo dormido o latente.Su protagonista principal -aunque no el único- es el color; así, aquí, todo el arte pictórico se concentra en el juego de su distribución, en el modo de su composición. Las oleadas de color se esparcen y se mezclan por capas, se superponen, se solapan, se interrumpen, se delimitan mutuamente, se dispersan, se condensan. Los colores predominantes son el rojo y el azul, con sus gamas correspondientes, según sus grados de luminosidad, su matiz propio y su nivel de saturación: las superficies rojizas y azuladas despliegan un amplio arco de tonalidades sonoras, un ritmo musical, pero también silencioso, callado, como poso que deja la melodía que se desvanece.La trayectoria de un artista es el rastro de su investigación, de su interrogación, y, también, de las respuestas que ha ido localizando; cada obra artística -cada cuadro- es una respuesta, un fragmento de ella. Esa trayectoria nunca es lineal: está siempre enredada, viaja en múltiples direcciones a la vez; por otra parte, las secuencias de obras concretas se agrupan en series (a veces bajo un título colectivo), y cada una de ellas está movida por una exploración común, se concentra en un motivo, en un interrogante, en una veta de extracción. Y, ¿cuáles son las coordenadas de esta búsqueda? Destacaremos dos: por una parte, el azar desordenado, incluso caótico, del color se conjuga, en un equilibrio inestable, con un orden geométrico, una trama matemática; por otra parte, cada artista está definido, además de por su impronta indeleble, por una serie de hitos de la tradición que han abierto una senda fecunda para la indagación artística, así, esta búsqueda singular es una condensación de otras muchas: la de Matisse, Klimt, Klee, Rotkho, Zobel, Richter, y, también, Fra Angelico y Goya.
Pero volvamos a lo principal: ¿qué se nos da a ver, a sentir (en una mezcla de perceptos y de afectos), en estas obras pictóricas? En ellos nos atrapan sugerentes sinfonías de colores, rítmicos conciertos de texturas. Cuando la mirada se posa en estos cuadros, en estas superficies vivas y palpitantes, roza con su tacto unos sonidos tejidos con colores; se despiertan, así, emociones serenas o agitadas en medio del despliegue de una percepción que reúne en un mismo punto de intensidad el tacto, el oído y el ojo.Estas obras pictóricas son, aplicando una palabra que se ha vuelto moneda corriente, “abstractas”. Y eso es cierto, pero a la vez, como suele ocurrir, equívoco. Un “cuadro abstracto” no está, por serlo, exento de referencias: apunta desde dentro de sí mismo hacia fuera, hacia específicos temas o motivos. Muchos de los cuadros de esta singular artista son paisajes y son atmósferas; son, juntándolos, paisajes atmosféricos que nos envuelven y arropan. Cada una de las obras, con su mundo propio, su peculiar combinación de orden y caos, nos solicita que la habitemos, que vivamos en ella, que nos sumerjamos en su clima, dejándonos envolver por ella, encontrando así refugio, cobijo, residencia. A su vez esos paisajes o esas atmósferas nos orientan unas veces hacia abajo (al suelo, a la tierra) y otras hacia arriba (hacia el cielo de las nubes diurnas o el cielo de las noches estrelladas); y otras veces, nos orientan hacia el horizonte, hacia la dimensión intermedia entre la tierra y el cielo, con el sucederse del día y la noche (y, también, en ocasiones, nos transportan a la profundidad marina). Moviéndose sobre estos ejes o coordenadas se despliegan con fuerza -a veces contenida y otras desatada, en pura calma o en plena tormenta- unos universos cromáticos seductores, atrayentes, llenos de brillo y esplendor.Pero esto no es todo, además de paisajes ensoñadores y atmósferas envolventes la búsqueda artística se orienta, en varias series de obras, hacia la abstracción geométrica, o, incluso, dentro de la abstracción figurativa (con la silueta de una hormiga como hilo conductor de la composición). La indagación, por lo tanto, está siempre enredada en distintas direcciones.La superficie del cuadro pintado no es, aquí, en estas obras, plana. Su específica profundidad está en una trama de texturas generadas por la multiplicidad de capas. Y aquí encontramos una feliz peculiaridad que merece ser destacada: la base o el fondo de estos cuadros es un ‘estofado’ con láminas a veces de oro y otras de plata o aluminio (unos metales nobles que, desde atrás, desde debajo, irradian sus destellos y deslumbran con su fulgor); es reseñable cómo los artistas actuales aprenden sin complejos del pasado, recuperando en un contexto contemporáneo medios expresivos de la tradición.Por estos cauces sutiles, sinuosos y exquisitos discurre la meditada propuesta artística de María Jesús Hernández. Merece la pena acercarse a este universo pictórico: está lleno de alusiones, sugerencias, poéticas ensoñaciones concentradas en una explosión unos colores palpables rítmicamente enlazados, sonoramente trenzados en una sinfonía que es danza y reposo, recogimiento y expansión, música y silencio.                                                                                      Alejandro Escudero Pérez


Exposiciones

Exposiciones individuales:

Enero 2019. Time to Warm up. Hotel Eurostars Central. Madrid.

Junio 2017 Aeropuerto de Barajas. Madrid

Septiembre 2015 Centro José Saramago. Leganés. M adrid

Marzo 2013. Galería Lorenzo Colomo  Valladolid

            Abril 2010. Galería Lorenzo Colomo “Constelaciones” Valladolid

            Octubre 2009 La nave del arte. San Sebastián de los Reyes. Madrid

Junio 2009 Sala XIII. “Despacio” Torrelodones. Madrid

            Noviembre 2008 Galería Montsequi “Orden / Desorden” Madrid

            Abril 2008 Proyecto arte galería “Ansia de color”

            Febrero 2008 Aeropuerto Madrid Barajas. Madrid

            Enero 2008 “Centro hispano ecuatoriano” Castellana 161. Madrid

            Enero 2008 “cafetearte” Reina Victoria 52. Madrid

             2007 Universidad Rey Juan Carlos “Obra reciente”       

             2007 El bandido doblemente armado. Madrid

             2007 Cafetearte. Madrid

2007 Diseño de intervención plástica en el garaje del “barrio Art Decó” Madrid

Exposiciones colectivas:

Marzo 2019 Fresas de sangre. Espacio feminista. Madrid

Noviembre 2018 Puñal de claveles. Espacio feminista. Madrid

Abril 2018 Haciendo barrio. C.C.Conde Duque. Madrid

Octubre 2017 Los artistas del barrio. Madrid

Noviembre 2017 Selecionada por Aena. 30 años de exposiciones.Barajas. Madrid

Agosto 2014 Galería Espacio 36. Zamora

Agosto 2014 DonostiArteam. San Sebastian

Marzo 2014 Exposición Oculta. URJC. Fuenlabrada Madrid

Marzo 2014 Miradas de mujeres. Galería Montsequi Madrid

Octubre 2013 Espacio para el arte. Torrelodones. Madrid

Diciembre 2012 Espejo del Arte. Madrid

Diciembre 2012 Galería Maes. Madrid

Diciembre 2012 Room Art Fair Madrid

Septiembre 2012 Museo del Silo. Villacañas, Toledo.

Julio 2012 Barcelona Showcase

Marzo 2012 Encuentros. Galeria Montsequi. Madrid

Febrero 2012 Parallax Art Fair. London

Diciembre  2011 Espejo 9, Madrid

Octubre 2011 AAF London. Proyecto Arte

Mayo 2011 AAF Ámsterdam. Proyecto Arte

Abril 2011 “Territorio Desconocido” Universidad Rey Juan Carlos. Madrid

Octubre 2010 AAF London. Proyecto Arte

Septiembre 2010 “De puerta en puerta” Villafranca de los Caballeros. Toledo

Junio 2010 Galeria 89. París

Febrero 2010 ARTMADRID. Galería Lorenzo Colomo

Febrero 2010 AAF Bruselas. Proyecto Arte

Febrero 2010 Galería Lorenzo Colomo. Vallladolid

Diciembre 2009 Galería espacio tres. Málaga

Noviembre 2009 ARTJAEN. Galería Lorenzo Colomo

Noviembre 2009 Arte vs Muros. Berlín

Octubre 2009 AAF London. Proyecto Arte

Febrero 2009 ARTMADRID. Galería Lorenzo Colomo

Enero 2009 Sala XIII. Torrelodones. Madrid

Diciembre 2008 Galería espacio tres. Málaga

Diciembre 2008 Galería Lorenzo Colomo. Vallladolid

Noviembre 2008 La nave del arte. Madrid

Julio 2008 Galería Montsequi. Madrid

 Junio 2008 Murnau art gallery “Calor y color”

2007MIRAME “ Galería Proyecto Arte”

2004 “Galería Manolo Rojas” Madrid 

1994 “ Exposición itinerante de grabados seleccionados” Castilla y León

1996 “Galería Henri” Madrid

1995 “Esquina Bernabeu” Madrid

Seleccionada en el certamen de grabado convocado por la “Junta de Castilla y León” en 1993 con exposición itinerante.

Adquisición de obra por URJC (Universidad Rey Juan Carlos)

Obra en la colección MASTER CARD

Obra en la colección AENA

Obra en diversas colecciones particulares, en España, Londres, Kyoto, París, Bruselas, Nueva York, Nuremberg…

FLUJOS DE CONTRACORRIENTE

Norberto González.

Quizá todo empezara, como no puede ser de otra forma, mientras estaba trabajando. En algún momento, en lo absorto de la acción da un codazo a un vaso con líquido coloreado y éste, al caer y extenderse por las fibras de un papel deja una mancha que llama poderosamente la atención, por lo irrepetible de un instante de acierto, por lo atractivo y  luminoso del color, por la azarosa absorción de la fibra que lo magnifica en matices, o porque de pronto aparece una forma caprichosa original y nueva, una forma abierta a la interpretación, un insecto, una hormiga. María Jesús Hernández tiene ese primer hallazgo colgado en su estudio como una joya, como el principio de todo.

Un día la vi en una de las desproporcionadas explanadas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, agachada, bajo un sol “lorenzano”, colocando pequeñas hormiguitas de colores formando un camino, un camino multicolor de pura energía que daba vida al laberinto monótono de arquitecturas grises.

De su formación como restauradora le queda el amor por el oficio bien hecho. Un oficio en el  que combina la precisión del dorado y el plateado, lento, cadencioso y elaborado, y la voluntad firme de la acción creativa y el azar en forma de vertidos y transparencias, que atrapan al espectador  sensible de inmediato, dejando ver la intensa profundidad del espíritu de la obra.

De los abismos románticos, de la herencia del informalismo, Pollock, DeKooning, Kline y Rothko, todo mezclado con la imaginería barroca de las múltiples iglesias que visten su Zamora natal. Un plato cargado de pintura traza el recorrido enérgico de la gran ola de Hokusai, quedando detenida sobre un mar dorado en calma. Los rosas y azules de Fray Angélico en forma de potentes corrientes de emoción cromática. De todo esto surge la producción plástica que hoy nos muestra. Todo un mundo, su mundo.

La acuarela que Kandinsky dejó inclinada y al revés para que se secara, y que se convirtió, ni más ni menos que en la primera abstracción pictórica. De este episodio puede que haya mucho de leyenda, pero lo que es ya una certeza en el tiempo es que esa primera mancha con forma de hormiga de María Jesús fue el prototipo de una investigación plástica que viene ya de muy largo. Un modelo de secuencia que se conceptualiza en la neurona universal que elabora complejas sinapsis con las demás, formando un camino, una red de transformaciones plásticas.

Flujos de contracorriente es una profunda investigación que conforma toda una vida de entrega a la creación pictórica.

EXPRESIÓN HACIA EL INTERIOR

Cuando la herencia secular de más de quinientos años de Historia del Arte se revisa a partir de los postulados conceptuales heredados de las últimas tendencias del arte contemporáneo, se construye un espacio intersticial sólido y fecundo para el desarrollo de un discurso pictórico personal.

Este posicionamiento se materializa de forma inteligente y clarificador en la obra de M. Jesús Hernández, que conjuga de forma coherente la perfecta simbiosis entre tradición y modernidad, transmitiendo en sus obras un profundo diálogo sensible entre algunas de las obras más representativas de la historia del arte universal, pasadas por el tamiz de la mirada interna de un artista de su tiempo.

Su dicción plástica y su materialidad le confieren una dirección propia y única, heredada de los movimientos de postvanguardia europeos y anglosajones y personalizada a través de la tradición pictórica española. Las Tierras, negros, oro y plata en la obra de M. Jesús Hernández nos invitan a viajar por la tradición del expresionismo europeo, desde Goya hasta nuestros días.

Desde el interior de su mirada, M. Jesús Hernández nos muestra los paisajes de su memoria, y casi de forma alquímica, los convierte en imágenes propias de nuestra memoria colectiva. Se trata de un ejercicio de abstracción puro, en el que la imagen latente de la obra clásica queda impregnada en nuestro sistema visual de forma atemporal y permanente. Esta feliz simbiosis se aprecia en cuadros como “Azul, rosa y oro”       en los que el mensaje sensible nos llega directamente a partir de la síntesis cromática de la combinación del conjunto de su experiencia visual. M. Jesús Hernández sintetiza el mensaje narrativo de una obra renacentista universal como “La anunciación” de Fra Angélico y lo traduce al lenguaje  plástico contemporáneo a través de una sensación cromática desnuda y pura, en la que la materia plástica se nos presenta cercana y  exuberantemente vital.

El trabajo plástico de esta artista nos habla de la pintura en un sentido absolutamente renovado, que desborda alegría y vida, y que nos invita a la contemplación. En un universo digital como el actual, en el que la imagen se ha visto desvirtuada por la acumulación de estímulos visuales procedentes de los mass media y de la revolución de la hipercomunicación tecnológica, resulta felizmente esperanzador que una artista como M. Jesús Hernández nos invite a ralentizar la mirada, a recrearnos en el puro ejercicio de la contemplación de la pintura, como auténtico reflejo sincero y veraz de la experiencia sensitiva de los paisajes interiores que todos llevamos dentro.

Norberto González

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